Desastre
Hecatombe de mis sueños,
guardián de los deseos,
con perenne imperfección
subyugas mis delirios.
En el dulce cataclismo
de tus labios serpenteantes,
descubro la vida secreta
de tus idílicas palabras.
Naufragando en el maremoto
del amor prohibido,
puedo al fin arrostrar
mi jauría de remordimientos.
Calíope
Corral Tiscareño ©
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