Te odio
Tus palabras son mi prisión,
mis invencibles cadenas,
te odio porque me apenas
y matas toda ilusión.
Si te odio es porque eres
mi verdugo y juzgador,
porque ruin cazador
en mi busca tú eres.
Tus ojos traen la tristeza
a mi mar en calma,
te odio con toda el alma
aunque me veas con rareza.
Tu boca que me es lejana,
tu boca que sólo miente,
te odio porque en tu frente
se me viene la desgana.
Y por tu andar enhiesto,
y tu mirar tan cruel
por tus besos sabor a hiel,
por eso y más te detesto.
Y porque odiarte no es cosa fácil,
ni labor gratificante,
de la que salga triunfante
y sin sentirme tan frágil.
Te odio desde mi infierno,
en el absurdo encierro,
donde cada día entierro
mi propio orgullo en el cieno.
Calíope
Corral Tiscareño ©