Ángel de
atardecer
No devienes a mis pensamientos
como caen los granizos del cielo
o como suele escurrirse el llanto
de los árboles de otoño
Te precipitas hacia mi alma
con la postrada gravitación
del arpa cautiva
que repercute
cada vez más suave
en estas tardes de voluptuosas molicies
No ocultando
travieso e incógnito
de alas oscuras en mis pupilas
sabes resistirte a mí
estoico
Y juegas a desvanecer silencios
ceñido al lecho de tiernos acordes
que no logran escapar
ante mis manos cálidas y puras
Los ángeles como tú
nunca tocan el suelo
cuando van andando
flotan siempre en la liviandad
del tan anhelado pecado.
Calíope Corral Tiscareño, D.R.
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