El embrujo de
tus ojos
Eres a un tiempo
el ángel y el demoñejo
el erudito y el ignorante
del suplicio de mi querer
Tus ojos saben a traición
y saben a mentira
son un real capricho
de luz y de sombra
de voluntad de sosiego
y de pasión
A fuerza de mirarlos
me he aprendido tu historia
ya sentido tus emociones
y he olvidado pasadas injurias
Si tú fueras capaz de ser mi amado
tambien podrias
convertirte
en mi más acérrimo
enemigo
mas reconozco en ti la osadía
de por lo menos haber ya sido
Tienes ojos mundanos
majos, brujos, extraños
dulces, tiernos y perversos
ojos que de ordinario
lucen apacibles y señoriales
poseyendo tal potencia
que llegan a intimidar
a quien se atreva a desafiar
en ellos sus misterios
Tú y tus ojos
bien son pudorosos y recatados
ya obscenos y descarados
dos educados soles de día
dos desquiciadas lunas de noche
Serenos, majestuosos
inamovibles e
imposibles de conmover
dominando todo
sin someter nada al rigor
de la debilidad del sentimiento
Ojos de infante
con la mirada desteñida
y el hermetismo de sepultura
Ojos herejes
porque son ojos que no han cultivado
la fidelidad de mi credo
y desconocen
la religión de mi amor
Ojos traicioneros
que en un instante
son coquetos y seductores
cuando yo más lo ignoro
y de un parpadeo se tornan timoratos y pudorosos
ante la exigencia legal de mi mirar
Bien digo que me traicionan
porque me han emboscado
y sin querer me has besado
más de mil veces ya con tus ojos
En verdad te digo:
nunca unos ojos de hombre
han sido tan míos
como de mi son los tuyos
Si nunca me hubieren conocido
serían casi invencibles
ojos como los tuyos no le temen
ni pueden ser dominados
por mujer alguna
Pero te has dado cuenta
de la estatura de mi condición
quizá por eso me temas y me rehúyas
o tal vez te aferres
y me ames mañana.
Calíope Corral Tiscareño, D.R.
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